¡Buenas Tardes Lectores!
¿Cómo están? Ahora sí que solo
estamos a un pasito del ansiado fin de semana.
Hoy toca hablar de la sección de
los libros abandonados, (en realidad era ayer pero no pude conectarme para
escribirla), en esta oportunidad les quiero hablar sobre Quemada Viva de Souad.
Souad tenía
diecisiete años cuando se quedó embarazada sin estar casada; en su país
significa la muerte. Mientras lavaba la ropa en el patio de su casa vio
aterrorizada cómo su cuñado se le acercaba, la rociaba con gasolina y encendía
una cerilla. Jacqueline Thibault, cooperante de la fundación suiza Surgir, la
ayudó a salir de su país con su bebé y a superar su drama.
Las razones por las que lo
abandoné fueron varias, entre ellas, porque se trata de una historia muy fuerte
que me produce muchos sentimientos, por un lado indignación, porque no puedo
entender como en pleno 2016 aún existan este tipo de trato hacia las mujeres,
que sea consideradas menos que un animal, maltratadas, torturadas y asesinadas,
no solo por los hombres sino también por otras mujeres, incluso por sus propias
madres. Mujeres que ahogan a sus bebas recién nacidas porque es lo que se les
enseñó a hacer, que como mujeres no valen nada.
"Lo recuerdo bien, a ese padre. Jamás podría olvidarlo, como si tuviera su retrato en la cabeza. Está sentado delante de la casa como un rey frente a su palacio, con su pañuelo rojo y blanco que le disimula el cráneo rojo y calvo, lleva el cinturón y tiene el bastón apoyado encima de la pierna doblada. Lo veo con claridad, ahí está, tan pequeño y lleno de maldad, sacándose el cinturón… y grita”: ¿¡Por qué han vuelto solas, las ovejas!?”. Me tira de los pelos y me arrastra por los suelos hasta la cocina. Me pega mientras yo estoy de rodillas, me tira de la trenza como si quisiera arrancármela y luego me la corta con unas enormes tijeras de cortar lana. Y ya no tengo pelo. Por mucho que llore, grite o suplique, lo único que consigo es que me dé más patadas. Es mi culpa."
Que todas estas cosas sigan
impune y la impotencia de no poder hacer nada, que estas cosas se mantengan con
la excusa de las tradiciones o cuestiones religiosas me enferman.
"Veo a mi madre tumbada en el suelo sobre una piel de cordero. Está pariendo y mi tía Salima está con ella. Oigo los gritos, los de mi madre y los del bebé, y rápidamente mi madre coge la piel de cordero y asfixia al bebé. Está de rodillas, veo moverse al bebé bajo la manta, y entonces se acaba. Ya no sé lo que ocurre a continuación, el bebé ya no está, eso es todo, y un miedo terrible me deja estupefacta. Era, pues, una niña a la que mi madre asfixiaba nada más nacer. La vi hacerlo una primera vez, y una segunda, y no estoy segura de haber asistido a una tercera, pero me enteré. Oigo también a mi hermana Noura decirle a mi madre: “Si tengo hijas haré lo mismo que tú”. De modo que así es como mi madre se deshizo de las cinco o siete hijas que tuvo además de nosotras, en concreto después de Hanan, la última superviviente. Era algo admitido, normal, que no debía representar un problema para nadie. Ni siquiera para mí, al menos así lo creí la primera vez, aunque hubiera tenido tanto miedo"
¿Pero quiénes somos nosotros
para juzgar? Cada cual ha nacido en una sociedad con valores y costumbres
diferentes, nos horrorizamos ante los crímenes de honor, pero seguimos teniendo
pensamientos machistas. Hace unos días en un grupo de face, un hombre hizo un
comentario sobre las fotos de las mujeres que publicaban (en realidad ninguna
estaba como este señor decía, sino que seguro se ha metido en los perfiles de
cada una a chusmear las fotos o bien solo abrió la boca porque el aire es gratis
– aunque haya escrito) sobre que tenían fotos con una forma de vestir muy
provocativa, que luego si las violaban se quejaban pero eran ellas las que
provocaban. Semejante comentario hizo saltar a más de una, pero
sorprendentemente, hubo una mujer que estuvo de acuerdo con él. ¿Entonces como
vamos a querer opinar o cambiar la forma de ver las cosas de otra sociedad si
nosotros mismos tenemos visiones tan diferentes?
Es como cuando los
conquistadores/colonizadores llegaron a América y vieron a los nativos
americanos semi desnudos y se escandalizaron por “la falta de pudor” y ahora
somos nosotros los que no entendemos como hay mujeres que están tapadas y solo
se les puede ver los ojos y si muestran algo más son agredidas, castigadas,
etc.
Tantas dudas, broncas e
impotencia, ocasionaron que no pudiera seguir leyendo Quemada
Viva. Tantos hechos crueles y repudiables que son moneda corriente en algunos
sitios me enferman, si bien es cierto que ignorarlos no hará que eso cambie,
leer el libro y seguir indignándome tampoco sirve de mucho.
Sobre Quemada
viva, hay varios comentarios diferentes en cuanto a que sea cierto o no
este relato, porque algunos dicen que por el grado en que fue quemada esta
mujer, en el llamado Crimen de Honor, sería imposible que sobreviviera. Pero
creo que lo que importa es lo que se cuenta, que sea la historia de una mujer o
la de varias reunidas en una sola, no cambia el hecho de que estas cosas se
siguen sucediendo actualmente y seguirán pasando hasta que el mundo entero diga
BASTA.
Tan actual es esta problemática, por llamarla de alguna forma, que si se busca en google, hay noticias recientes de no más de 1 o 2 días, de un nuevo caso de Crímenes de Honor, e incluso se comenta que se asesinan de 2 a 3 mujeres por día en la India con esta patética excusa de Crimen de Honor, de una sociedad machista y enferma.
Hasta aquí mi opinión y mis
razones sobre porque abandoné la lectura de este libro.
¿Lo han
leído?
¿Qué
opinan sobre este tema?
Nos
leemos prontito.
Besos a
todos.
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